Técnicas de conciencia corporal para la reeducación postural

A lo largo de nuestra vida realizamos una infinidad de posturas y movimientos que, aunque no lo parezca en ese momento, influyen en nuestra salud de manera determinante. Al fin y al cabo, la postura corporal es inherente al ser humano. Desde el punto de vista de la actividad física, estas posturas son claves en el momento de realizar ejercicio físico y, con éste, poder prevenir enfermedades osteomusculares.

En España, ha incrementado el número de enfermedades osteomusculares en los últimos años, por lo que tenemos la necesidad de intervenir para prevenirlas, éstas son las lumbalgias, cervicalgias, fibromialgias o artrosis.

Para poder trabajar nuestras posturas, necesitamos de un conocimiento sobre nosotros mismos (mente-cuerpo). Cuando occidente abre sus puertas al conocimiento de oriente, con ello se incorpora una filosofía holística, técnicas como el Tai Chi o Yoga, enfocadas en el cuidado mente-cuerpo, en un todo.

Para poder tomar conciencia de nuestro propio cuerpo, podemos trabajar técnicas de conciencia corporal, las cuales se llevan a cabo en disciplinas como el Pilates que trabaja la corrección postural, el Yoga con las asanas o el Tai Chi en los cambios gravitatorios y fluidos. Son numerosos autores, los que apostaron por esa relación, entre el conocimiento de nuestro cuerpo y su influencia en la salud. Gerda Alexander en 1959 presenta la Eutonía, la cual consiste en la sensación como base de la formación del esquema corporal. Por otro lado, el Método Feldenkrais, proceso de aprendizaje que permite desarrollar la conciencia y la inteligencia del cuerpo al moverse.

Venimos de los llamados “vicios posturales”, sobrecargas en las estructuras óseas, tendinosas, musculares o vasculares, así como desequilibrios entre cadenas musculares, por lo que un cambio postural hacia la “postura correcta” no se lleva a cabo de un día para otro, todo lo contrario, es un proceso para toda la vida. Creemos que estamos más cómodos, pero nuestro cuerpo no opina lo mismo, ya que el peso lo llevamos a las articulaciones, cuando la fuerza debe ir a los grupos musculares.

Hemos hablando de “postura correcta”, la cual no sobrecarga ningún elemento del aparato locomotor, pero no siempre es posible conseguirla, debido a diversas lesiones o problemas osteomusculares. Lo cual, nos acerca a la llamada “postura armónica” para, de esta manera, acercarnos todo lo posible a la postura correcta, pero dentro de nuestras posibilidades.

Ya lo decía Houareau en 1986, para poder modificar el cuerpo, primero hay que aprender a conocerlo, a sentirlo y a captar lo que pasa en su interior.

Todo ello nos lleva a una vertiente, debemos reeducarnos:

Desaprender para aprender.

 

Autor: Carolina Sánchez Sánchez