La importancia de la preparación al ayuno

La importancia de la preparación al ayuno

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Hemos hablado de los múltiples beneficios que puede tener realizar un ayuno. Sin embargo, no podemos olvidarnos de una parte fundamental, tan importante como el período de ayuno en sí, que es la preparación.

 

Una preparación adecuada permite evitar o minimizar las crisis durante el ayuno, permitiendo que el cuerpo entre a la ausencia de alimentos de manera paulatina. No menos importante es que, en la etapa de preparación, no sólo preparamos nuestro cuerpo, sino también nuestra mente para entrar en el período de ayuno.

Qué es una preparación adecuada

Lo primero que debemos tener antes de embarcarnos en un ayuno es muchas ganas. Es vital tener una visión positiva del proceso, teniendo en cuenta las posibles dificultades que puedan aparecer. Para ello, es interesante que nos planteemos cuál es nuestra motivación ¿queremos realizar una “limpieza” del organismo? ¿mejorar nuestro metabolismo? ¿perder peso? ¿estamos buscando aclarar nuestra mente? Puede haber muchas razones por las que una persona quiera realizar un ayuno, es importante que sepas cuáles son las tuyas.

La alimentación pre ayuno

Una buena preparación, especialmente para un ayuno medio/largo, consiste en la paulatina retirada de alimentos concentrados (carnes, pescados, lácteos…), realizando los días anteriores una dieta de frutas y ensaladas. De este modo, minimizamos la probabilidad de aparición de síntomas molestos o dolorosos que acompañan las crisis de depuración. Si realizamos un paso brusco al ayuno, los órganos de eliminación pueden verse sobrecargados, presentándose síntomas molestos (dolores de cabeza, dolores articulares, náuseas, etc.)

Nuestra recomendación es realizar un régimen suave una o dos semanas antes de comenzar el ayuno, iniciando con un régimen asociado (frutas, verduras, patata, cereales integrales, frutos secos…), seguido de unos días de crudos y finalmente de frutas o zumos y caldos. Cuanto más largo sea el ayuno que tenemos en mente y también cuanto peores sean nuestros hábitos y/o niveles de estrés, más importante es realizar una entrada lenta.

Esta preparación al ayuno además permite limpiar los restos que se encuentren en el tubo digestivo, evitando las fermentaciones y putrefacciones y eliminando la necesidad de usar enemas u otros métodos. De igual manera, permitimos a nuestro organismo “recargarse” de nutrientes, dándole únicamente alimentos ricos nutricionalmente y que no dejan restos indigestibles y no asimilables, como sí lo hacen los alimentos industriales. De ese modo, nos aseguramos de que nuestro cuerpo tiene todos los nutrientes necesarios para los días de ayuno.

Un ayuno es una vivencia personal única. No hay dos personas que tengan una misma experiencia, ni siquiera la misma persona vivirá diferentes ayunos de la misma manera. Pero siempre una preparación adecuada te permite sumergirte en tu experiencia de la mejor manera, para que puedas experimentarla plenamente y sacarle todo el partido.