Ayuno terapéutico ¿Qué es y dónde realizarlo?

 

El ayuno es una práctica que ha acompañado al ser humano durante toda su historia. Desde los primeros médicos en la antigüedad hasta los galenos de  principios del siglo XX ha sido una herramienta para la curación y mejora de distintas dolencias. Olvidado y hasta denostado durante un tiempo, ha vuelto a estar en boga gracias a la popularización del ayuno intermitente y cada vez más estudios avalan los beneficios de los distintos tipos de ayuno terapéutico, sin olvidar los factores acompañantes para que estas mejoras sean posibles y duraderas.

Qué es el ayuno terapéutico

El ayuno es la abstinencia voluntaria de cualquier tipo de alimento por un período determinado, que puede variar desde unas horas, como el ayuno intermitente, a varios días. Durante este período sólo se ingiere agua y el cuerpo se alimenta de sus reservas.

Es un proceso natural y fisiológico de nuestro organismo. En la naturaleza son muy frecuentes los tiempos de ayuno e incluso en animales domesticados, así como en niños pequeños, podemos ver que al enfermar lo primero que hacen es dejar de comer. Esto es así ya que, durante el ayuno, el cuerpo canaliza la energía a la reparación de tejidos y la eliminación de desechos y sustancias extrañas.

Ayuno terapéutico es, entonces, utilizar este proceso biológico con el fin de paliar o revertir alguna dolencia o sencillamente como puesta a punto de los sistemas de nuestro cuerpo.

Comer cuando se está enfermo es alimentar la enfermedad (Hipócrates)

Beneficios del ayuno terapéutico

No es necesario esperar a tener síntomas para decidirse a realizar un ayuno terapéutico. Los ayunos terapéuticos tienen múltiples efectos beneficiosos, entre otros, sobre la perdida de peso, la glucemia, la insulinemia, el estrés oxidativo y el rejuvenecimiento celular.

Se genera una mejora global del organismo: nuestro metabolismo gana flexibilidad. A nivel interno aprovechemos mejor los nutrientes y a nivel subjetivo, nos sintamos más enérgicos y saludables. Nuestras células rejuvenecen, al eliminar los desechos que no les permitían funcionar correctamente, por lo que, entre otras cosas, se hacen más resistentes a las agresiones (estrés oxidativo). Nuestros tejidos, formados por estas células, también mejoran su función y pueden repararse y regenerarse. La energía que dejamos de utilizar en los procesos de digestión y asimilación, puede dedicarse a los procesos de eliminación, regeneración y auto-curación.

Se ha comprobado la efectividad del ayuno terapéutico para disminuir los síntomas y, en algunos casos concretos, incluso revertir diversas dolencias, como artritis, sobrepeso, obesidad, diabetes tipo 2, retención de líquidos, cansancio crónico, síndrome de ovario poliquístico, síndrome metabólico y muchas otras. Sin embargo, hay casos en los que un ayuno terapéutico no está recomendado. Por ello es importante consultar a un especialista para que nos asesore sobre qué opción nos conviene antes de iniciarnos con esta poderosa herramienta.

El ayuno es el mejor remedio, es el médico que llevamos dentro (Paracelso)

Fases del ayuno terapéutico

Desde el punto de vista metabólico, podemos diferenciar tres fases del ayuno terapéutico. Un inicial en la que se consumen las reservas de glucosa, una intermedia en la que se obtiene la energía a partir de las reservas de grasa y una última fase en la que finaliza el ayuno terapéutico y el cuerpo entra en déficit de nutrientes.

Primera Fase 24/36h

Durante esta primera fase el cuerpo consume todos los hidratos de carbono de reserva, principalmente el glucógeno del hígado y los músculos. A la vez, va aumentando el metabolismo lipolítico (cetosis), que inicia alrededor de las primeras 12h.

Segunda Fase 48h

A partir del segundo día, el metabolismo pasa a ser exclusivamente lipolítico: el cuerpo utiliza las reservas de grasas para generar cuerpos cetónicos como forma de energía (cetosis). Es el proceso que comenzó a partir de las 12h y que llega aquí a su pico para estabilizarse. Esta fase puede durar hasta 40 días.

Tercera Fase >40 días

Sin aporte externo, el cuerpo comienza a consumir proteínas imprescindibles y se produce un déficit de nutrientes. Un ayuno terapéutico finaliza antes de entrar en esta fase.

Cómo realizar un ayuno terapéutico

A la hora de planificar un ayuno terapéutico es de vital importancia tener en cuenta la preparación antes y después del ayuno. Una preparación adecuada puede requerir el asesoramiento de un especialista, especialmente si es la primera vez.

La entrada al ayuno terapéutico estará compuesta por, al menos, una semana de desintoxicación, con una dieta vegetariana y los dos o tres días anteriores, de crudos. La salida debe ser progresiva e iniciarse sólo con frutas y alimentos crudos, para ir añadiendo los alimentos concentrados paulatinamente. Estas etapas preparan al organismo y minimizan la probabilidad de que aparezcan síntomas habituales si se corta o reintroduce la alimentación de golpe.

El ayuno no cura, es el cuerpo el que se cura con el ayuno

En conclusión, el ayuno terapéutico es una herramienta potente, efectiva, sencilla y asequible, que conviene tener en cuenta. Nos ayuda a poner el cuerpo en estado de reposo, canalizando la energía hacia los procesos depurativos y regenerativos que el organismo no puede poner en marcha en nuestro ritmo cotidiano. El ayuno terapéutico es un proceso al que podemos acercarnos con curiosidad y sin miedo y, ante cualquier duda, contactar siempre con especialistas que nos puedan asesorar.